Las celebraciones llegan con música, familia reunida y, por supuesto, mucha comida. Un ejemplo muy especial es el Día de las Madres, una fecha que esperamos con entusiasmo para consentir, apapachar y compartir en la mesa. Pero también es cierto que estos días pueden representar un reto si estamos tratando de mantener hábitos saludables.
A veces sentimos que tenemos que elegir entre disfrutar o cuidarnos, y la verdad es que no tiene por qué ser así. Se puede celebrar con gratitud, equilibrio y sin culpas. Todo está en cómo nos organizamos y qué decisiones tomamos frente al plato.
Come con atención y disfruta cada bocado
Durante las festividades es muy común que comamos por impulso: el olor delicioso, la mesa llena, el antojo, la emoción… Todo se junta. Pero comer con prisa o sin pensar puede llevarnos a excedernos sin darnos cuenta.
Una forma simple de cuidar tu salud sin dejar de disfrutar es practicar la alimentación consciente. ¿Qué significa esto? Comer con calma, prestar atención a lo que estás comiendo y disfrutarlo de verdad. Nada de comer rápido mientras hablas con todos o revisas el celular.
Aquí algunas ideas para lograrlo:
- Siéntate a comer sin distracciones: Apaga la tele, guarda el celular y enfócate en tu comida y en la conversación.
- Come despacio: Mastica bien, saborea, identifica los sabores, las texturas, y pregúntate si realmente tienes hambre o ya estás satisfecho.
- Haz pausas entre bocados: No hay prisa. Disfrutar también es tomarte tu tiempo.
- Escucha a tu cuerpo: Si ya te sientes lleno, no necesitas terminar el plato “por compromiso”. Comer por obligación solo genera malestar.
- Valora el momento: Recuerda que más allá de la comida, lo que hace especial una celebración es con quién la compartes.
Controla las porciones
En las reuniones, la mesa se llena de antojitos, platos tradicionales y postres. Y claro, queremos probar todo. No se trata de prohibirte nada, sino de encontrar el punto medio: sí puedes disfrutar, pero con porciones razonables.
A veces confundimos el placer con la cantidad, cuando en realidad, con solo una porción adecuada podemos quedar satisfechos y contentos.
Aquí algunas formas simples de cuidar las porciones sin sentirte limitado:
- Empieza sirviéndote poco. Puedes repetir si de verdad tienes hambre, pero muchas veces con una porción pequeña es suficiente.
- Usa platos pequeños: Parece un detalle sin importancia, pero el tamaño del plato influye mucho en cuánto comes. Un plato chico lleno se ve abundante y satisface más visualmente.
- Evita comer directo del recipiente: Servirte una porción clara ayuda a saber cuánto estás comiendo y a no perder la cuenta.
Disfrutar no significa llenarte al límite. Puedes saborear tus platillos favoritos sin exagerar. Lo importante es que termines la comida sintiéndote bien, no con pesadez ni culpa.
Incluye opciones saludables
En medio de los platillos festivos también hay espacio para lo nutritivo. No se trata de cambiar el menú, sino de equilibrarlo.
Una buena regla es llenar la mitad de tu plato con verduras (asadas, al vapor o en ensalada), y el resto con proteínas magras como pavo, pollo o pescado y alimentos integrales.
Esto te ayuda a:
- Aportar fibra, vitaminas y minerales.
- Sentirte satisfecho sin comer en exceso.
- Mantener la energía durante todo el día.
Lo saludable también puede ser delicioso. Solo hay que darle su lugar en el plato.
Disfruta sin culpa
La comida es parte de lo que hace especiales las celebraciones. Un tamal, una rebanada de pastel, una bebida rica… todo eso también nutre la convivencia con tus seres queridos. Y sí, se vale disfrutarlo. Busca la manera de adaptar estos ricos platillos a una versión más saludable.
Recuerda:
- No hay alimentos “buenos” o “malos”, solo contextos diferentes.
- Comer con culpa no es saludable. Mejor enfócate en el placer y en cómo te hace sentir lo que eliges.
- Una comida no define tu progreso. Lo importante es lo que haces la mayor parte del tiempo.
En Quitakilos creemos justo en eso: en acompañarte para que logres un estilo de vida saludable, sin sacrificar lo que te gusta, sin dejar de compartir con tu familia ni perderte esos momentos que te llenan el corazón. Aquí no se trata de prohibir, se trata de aprender a elegir con conciencia, equilibrio y sin culpa.